miércoles, 7 de noviembre de 2007

El bambú Japones





No hay que ser agricultor
para saber que una buena cosecha
requiere de buena semilla,
buen abono y riego constante.

También es obvio
que quien cultiva la tierra
no se para impaciente
frente a la semilla sembrada,
halándola con el riesgo de echarla a perder,
gritándole con todas sus fuerzas:
¡Crece, maldita seas!
Hay algo muy curioso
que sucede con el bambú japonés
y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla,
la abonas,
y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses
no sucede nada apreciable.
En realidad no pasa nada con la semilla
durante los primeros siete años,
a tal punto,que un cultivador inexperto
estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año,
en un periodo de solo seis semanas
la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No, la verdad es que se tomo siete años
y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años
de aparente inactividad,
este bambú estaba generando
un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener
el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas,
triunfos apresurados,
sin entender que
el éxito es simplemente resultado
del crecimiento interno
y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia,
muchos de aquellos
que aspiran a resultados
en corto plazo,
abandonan súbitamente
justo cuando ya estaban a punto
de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente
que solo llegan al éxito
aquellos que luchan en forma perseverante
y coherente y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender
que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones
en las que creemos que nada esta sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos),
recordar el ciclo de maduración del bambú japonés,
y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos -,
ni abandonemos por no "ver"
el resultado que esperamos,
sí esta sucediendo algo dentro nuestro:
estamos creciendo, madurando.

Si no consigues lo que anhelas,
no desesperes,
quizá solo estés echando raíces...

4 comentarios:

Beatrice dijo...

¡Qué buena lección de vida nos has dado!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Dios mio! sinceramente me ha encantado el texto que has escrito. No sabía para nada de esta semilla, ni de su crecimiento, sólo que los chinos la cocinan en sopa, y que se utilizan en la fabricación de muebles, pero jamás imaginé todo lo que has explicado, y de la manera que lo has hecho; amena, agradable, divertida y entrañable; sinceramente me pareción como un cuento.

Muy buena la lección, para aprenderla y recordarla a diario.

Besos tiernos y serenos,


** MARÍA **

Francisco Méndez S. dijo...

hola:
Muy buen poema, es una manera de ver la vida, que lo hermoso demora en aparecer, pero una vez que aparece...
Si no consigues lo que anhelas,
no desesperes
quizá solo estés echando raíces...
Saludos

Susana Vera-Cruz dijo...

Querida amiga, la paciencia y la fé , son nuestros mejores aliados a la hora de lograr un buen resultado en todo ámbito. Lo único malo, es que a veces nos desesperamos y nuestra ansiedad nos traiciona.

Besos en el agua querida María Inés

Mirando

La música del mar atraviesa la playa, los médanos sedientos beben las semifusas, un gorrión asustado se esconde entre las matas mientras la ...